La Encíclica Laudato si’ fue publicada en 2015 y en ella el Papa Francisco invita a todas las personas de buena voluntad a cuidar la Tierra, nuestra casa común, herida a causa de nuestro comportamiento depredador, egoísta e irresponsable.
Francisco nos pide adoptar un nuevo enfoque ecológico cambiando nuestra forma de vivir en el mundo y relacionarnos con el planeta, sus recursos y las personas. Nos invita a crear una nueva sociedad en la que la que los seres humanos se vinculen entre sí y con su entorno en el marco de una “ecología integral”.
El 24 de mayo de 2020 se anunció el año Laudato si’, que finalmente desembocó en el llamado Plan de Acción Laudato si’, un proyecto de siete años a partir del 04 de octubre de 2021, cada uno con un objetivo particular asociado a los capítulos de la encíclica. Ahora el Santo Padre nos desafía, individual y colectivamente, a desarrollar estrategias para lograr la sostenibilidad y el futuro que deseamos en el espíritu de esta ecología integral, y nuestro Superior General nos pide responder, porque es urgente.
Como Comunidad Educativa del Verbo Divino veníamos hace algunos años acercándonos a un modelo institucional que considera entre sus prioridades la promoción de hábitos amigables con el medioambiente, como son la reducción de la utilización de plásticos de un solo uso, la separación de residuos para el reciclaje y la economía circular, el manejo sustentable de áreas verdes, la reutilización de materiales de desecho en las artes visuales,etc. Transitábamos tranquilos, orgullosos y conformes, cuando el Papa y Laudato si’ nos interpelan y nos piden esfuerzos adicionales, dada la emergencia que un importante porcentaje de la humanidad se niega a reconocer, porque la ambición y el egoísmo blindan su corazón, o no puede ver, porque el hambre, el frío o la soledad cierran sus ojos.
Ahí es cuando nuestro superior nos hizo ver también que el cuidado del Medio Ambiente forma parte de la Misión de la Congregación del Verbo Divino y que nuestro compromiso con JUPIC debía fortalecerse en cada Parroquia, Hogar y Colegio a cargo de hermanos y sacerdotes verbitas en cuanto el Vaticano nos pide asumir esta responsabilidad. Desde ese momento rezamos por el planeta y los que sufren por causa del deterioro ambiental y la contaminación; educamos y enseñamos poniendo mayor énfasis en habilidades y saberes que ayuden a promover conciencia del daño y voluntad para la reparación; separamos nuestros residuos y promovemos el reciclaje y la reutilización, plantamos árboles e implementamos un pequeño vivero; adherimos a los esfuerzos de instituciones y apoyamos la gestión de organizaciones que luchan por la justicia ecológica y el desarrollo sostenible.
El lanzamiento del Plan de Acción Laudato si’ y el año del Clamor de la Tierra nos remecieron y nos recordaron quienes somos y como debemos actuar en cuanto misioneros del Verbo Divino. El año del Clamor de los Pobres que comienza hoy, nos desafía todavía más.
Hoy el CVD es más verde que nunca, pero debemos entender que los esfuerzos y la acción nunca serán suficientes. Si descuidamos los objetivos, si nos distraemos o nos agotamos, el mundo inclusivo, fraterno, pacífico y sostenible al que todos aspiramos estará cada vez más lejos.
Son las personas que padecen miseria económica las que más sufren y resienten el cambio climático, la sequía, la desertificación y la contaminación. Por otra parte, quienes integran los grupos favorecidos con una renta fija y una vivienda digna son los que han perdido de vista el desastre y hacen vista gorda del daño que se ocasiona con tal de poder gozar de recursos, bienes, espacios y escenarios que les permiten disfrutar la vida y abstraerse del sufrimiento de sus hermanos.
Dios nos necesita para que instalemos el diálogo entre estos mundos y trabajemos por la Ecología Integral en esta casa que compartimos. No va a ser fácil, pero no es imposible. Trabajemos juntos.
*Reflexión: Juan Sebastián Witt
Fuente: www.verbodivino.cl