+56 43 2630 315

lavd@lavd.cl

"Educando a la luz de la fe"

Nueva forma de vivir

julio 17, 2020

Por adminlavd

Sin duda la pandemia de coronavirus es el acontecimiento histórico más recordado de 2020, y la palabra POSITIVA es la palabra que menos queremos  escuchar este año. Porque covid-19 nos ha dejado en una situación muy complicada.  Nos afecto a todos sin excepción  quizás a algunos menos e otros más,  sin embargo todo hemos sido testigos y algunos fueron víctimas directas de esa crisis tan insólita.  Después de cuatro meses de encierro  todos estamos tratando de adaptarnos a esta nueva realidad con la esperanza de que acabe pronto la pandemia, aunque es imposible predecir cuánto durará y qué consecuencias tendrá para todos. En estos días de crisis y de confinamiento en casa he estado meditando en diferentes principios quizás que le puede servir como una  reflexión.

Primero que nada, esta pandemia nos ha enseñado que todos somos iguales ante las enfermedades y las crisis porque ellas no hacen diferencia entre personas y afectan a todos por igual. Los seres humanos tratan de marcar diferencias económicas, sociales o culturales, pero el COVID-19 nos recuerda que todos podemos enfermarnos y que todos estamos interconectados y nos necesitamos unos a otros. No importa en qué país vivamos, qué edad tengamos o a qué nos dediquemos, todos somos importantes y necesarios en este mundo. Solamente se puede detener la propagación del virus con la colaboración fraterna de todos.

Chile es uno de los  países más solidario sobre todo en momento de críticos como catástrofes y calamidades naturales. Creo que ya estamos colaborando en distintas formas a través de diferentes organizaciones e instituciones junto con el gobierno, ojala que sigamos así solidarizándonos  hasta el final porque vienen tiempos más duros, la post pandemia va a ser más desafiante en todo aspecto particularmente la condición socio-económico, el empleo y educación etc. Por eso debemos  mostrar que somos de mismo pueblo, el Pueblo de Dios y debemos ayudar entre nosotros.  Jesús afirmó claramente en Juan 13:13: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. En tiempos de crisis, nuestro genuino amor por los demás es la luz a un mundo oscurecido por los problemas. Este amor es concreto y tiene como ejemplo máximo el amor que Jesús nos demostró al morir por nosotros en la cruz (Juan 13:34). Quizá una muestra que puede parecer sencilla, pero es fundamental en estos momentos es mantener nuestra “sana distancia” de los demás no necesariamente para cuidarnos a nosotros mismos sino para cuidar a los demás. Nuestra perspectiva y misión debe ser el bien común y necesitamos hacer lo necesario para proteger el bienestar de los demás. También esta crisis mundial por el COVID-19 está evidenciando la enorme desigualdad social y económica de todos los países. Tristemente son los pobres los que tendrán el mayor impacto de esta pandemia mundial y todos tenemos la responsabilidad de ayudar a los más necesitados y luchar por reconstruir un mundo en donde haya más justicia y equidad. Es conviene recordar la frase de Mahatma Gandhi “Hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos los hombres, pero no para satisfacer su codicia.”

En ese tiempo el Salmista (Salmo 121) nos da la esperanza y la seguridad de que Dios está más cerca de nosotros para guardarnos del peligro, porque nuestro socorro viene de Yahweh.  Aunque Dios no tiene ninguna participación en ese pandemia y sin embargo tiene el poder de controlarlo, eso lo que hace Dios a través de científicos, médicos y enfermeras.

Desde el comienzo del mundo la humanidad ha enfrentado diferentes plagas y calamidades sin embargo,  en todas estas realidades la humanidad supo responder con la ayuda de Dios. Y ahora nos toco a nosotros sin duda nosotros también podemos vencer con la Sabiduría que el Espíritu Santo nos ha regalado. Lo que debemos hacer es mantener nuestra fe y pedir a Dios que nos dé el don de la paciencia.

Es esperanzador pensar que si todos colaboramos con nuestro grano de arena podemos cambiar una realidad, como dice la palabra de Dios: “pongamos la armadura de Dios, para que en el día malo podamos resistir y permanecer firmes a pesar de todo” (Ef 6,10). Considerando que todo lo debo hacer con oración, colocando nuestra fe en la Divina Misericordia de Dios. Como dice en Filipenses 4,13 “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.  Dios no nos abandonara, porque nos prometió “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. (Mateo 28, 16-20).

Es importante preguntarnos a nosotros mismos es que  en  ese tiempo que la mayoría de nosotros pasamos juntos mucho tiempo en casa, realmente valoramos la familia y ha cambiado en nuestra forma de relacionar con nuestros seres queridos? Miramos a la persona cuando hablamos, ponemos una escucha atenta y ser más amable en nuestra conversación?  Colaboramos en las tareas de la casa, oramos juntos por la necesidad del mundo?

También es bueno ver cómo la población española se ha organizado para aplaudir, cada día a las 20:00 horas (las 16:00 horas en Chile) a los funcionarios y funcionarias que trabajan sin parar en los hospitales, en un intento ya desesperado por controlar el coronavirus.

Es emocionante leer carteles en los edificios o publicaciones en las redes sociales en los que los jóvenes se ofrecen, sin esperar nada a cambio, a realizar las compras de adultos mayores que viven solos y que, por razones obvias, no pueden salir de sus casas. Así se construye el verdadero amor y la solidaridad.

Que Dios de la misericordia  nos protege en particular a nuestros hermanos que están contagiados para que se recuperen pronto, también para las familias que perdieron sus seres queridos en estos días pandemia  para que el Señor de la vida le fortalezca su fe y esperanza.

p. Edward Prabhakaran SVD

Te puede interesar…